Capítulo
I
1949 en un ramal cercano al poblado de Combarbala, cuatro jinetes de negros riguroso, llegan en cuatros caballos, un gigantesco perro negro de aspecto siniestro, de gran ferocidad llamado cancerberos.
Un Temporal de aquellos que parecen de no creer en la pre cordillera de La Perla del Limarí… Silban las espinas de los copaos por los ventarrones que casi hacen volar a los jinetes de sus caballos.
Tesforo, su sombrero de copa voló, quedando en la cabeza de un erguido copao solitario, los hermanos sueltan una gran risotada, Herminio grita
<_ Mira donde está tu doble Tesforo _ >
Sus mantas al viento se volvieron albas, el frio calabas los huesos, de su existencia.
Sobre los caminos, mantos de minúsculos cristales, caen sobre los Candelabros Pre cordillerano, ellos cambian de traje la tierra bendita se tiñe de blancos cristales caídos del cielo, se le cambian la faz a los hermanos Araya con sus caballos, la ruta es un mantel albo, que van dejando a las espaldas de los jinetes sus huellas, a través de la ventanilla del vagón de pasajeros, una hermosa mujer observa, a los jinetes y a cancerberos, llega la Maquina a Vapor desde La Calera a Combarbala.
La Estación de Combarbala se cubrió con medio metro de mantos de nieve… El Tren 379 no podrá salir a la hora señalada en el ticket, tendrán que pernotar en la Estación o en los carros.
En los cielos cubiertos de nubes cargadas de aguas, minúsculos cristales de hielo caen, sobre la tierra del norte chico, son truenos, relámpagos, estruendosas tacas. Los cielos están furiosos, la nevazón es apocalíptica, todos tendrán que esperar que aminore el Temporal.
En los pueblos cercanos precipitaron 60 mm de lluvia, bajan las quebradas, estero, el río Huantulame aumentan sus caudales.
Las aguas serpenteando bajan ruidosamente llevando todo a su paso rumbo al valle del Limarí.
Son los hermanos Araya Araya… Ramón su rostro el que nunca sonríe, cuando hablaba, le brillaba un colmillo de oro, era la mirada de un halcón chamanico, de cabello negro, nariz aguileña, su tono de voz es intimidante, vestía con un manto de castilla, sombrero de paño negro, pantalón de tela bellavista tome, con una correa con una cartuchera de cuero de cabritilla, la ropa la compraron en un almacén de Quilitapia. Un revolver colt de empuñadura de nazca, se lo vendió un gringo, por unos pocos pesos de platas con treces balas de platas, si por los caminos se le cruza el Maligno, camisa blanca de cuello almidonada, una especie de corbata con un Halcón de plata, una chomba negra, zapato de cuero negro.
Herminio era calvo a pesar de su juventud, de ojos oscuro se rasuraba con su corvo, su compañero amigo inseparable... en su mejilla izquierda un corte de navaja por una pelea en un bar de Punta de Rieles por allá por el 1945, por una damisela recién llegada a la casa de remolienda, llamada Mireya, de cabellera natural… A la rubia, la deseaban todos.
Todos quería pasar la noche con ella, Herminio fue su primer Hombre, que recorrió su geografía de mujer, por eso tenía esa cicatriz en su rostro. Un cafiche capitalino, que quería ser el primero en mancillar esa flor del desierto, le dejo ese profundo recuerdo.
En un rudo enfrentamiento entre Herminio, con su rival de amores, le ocasionaron ese corte, al capitalino no fue su día de suerte, simplemente lo despacharon de un certero corte del corvo en la yugular, al más allá fue enviado el pije.
Su vestir era un terno negro, con una camisa rojo, con corbata negra, con su poncho hilado por su hermana Pabla, en su rancho, en la Totorita, cercano al poblado de Manquehua.
Su corvo de aleaciones de acero, plata, bronce, oro por él mismo forjado en su fragua en Litipampa, templado en sangre de una doncella virgen de su primera menstruación, su empuñadura era de un metal extraño de color negro, de una roca de un pique, en un lugar llamado Centinela… la cartuchera de su corvo, la compro a un artesano de Soruco.
El tercer hermano el mayor José Santos recién regresado de la muerte. Su arma era sus conocimientos enseñanzas de Chaman, era sencillo su vestir, poncho negro, con una camisa sin cuello de color ocre, pantalones de petate, un par de botas sencillas, siempre a su pecho un morral de lana de oveja negra… Su cabellera larga, trenzada con una soga de color negro, al final todo oculto en un sombrero de ala ancha de paño en color negro, su rostro era misterioso, con una seriedad distinta desde que llego del inframundo.
Los tres eran altos, de músculos de acero, forjado por su duro entrenamientos en las minas, agricultura… ellos eran limarino de acción.
Eran cuatro jinetes que llegaron aquel martes 13 de Julio al ramal, esperando aquel Tren que iban rumbo a la Estación Lo Pintado... Ramón, José Santos, Herminio, el cuarto jinete que después regresa a Litipampa con los cuatros caballos, y su perro cancerberos es Tesforo Araya el cuarto hermano… era diferente a sus hermano, sus ojos son celeste, igual que su hermana Virginia Rojas, de piel clara cabellos de oro, su rostro alargado con una muesca en su sonreír, su vestir era más elegante, un abrigo negro, negro su sobrero de copa, un bastón de guayacán, una perla negra en su empuñadura.
José Santos cuando visito los mundos desconocidos de la muerte, le habló un Ente de una Ciudadela Omega, que en la zona de Atacama la conocen como Tololo Pampa.
En esa visión, el conoció la entrada secreta, al inframundo de lo desconocido, en su morral un atado de yerbas alucinógenas, para comunicarse con su Chaman interior, conocía los viajes al inframundo, no tenía problemas al cruzar los portales energético iba de aquí para allá, de allá para acá.
Tres boletos de cartón piedra con el logo de ferrocarriles del Estado de Chile, compra Ramón en la boletería de La Estación, cancela por un valor de 20 mil pesos o una sabana (dícese al billete de 20 mil peso por su gran tamaño), destino Estación Lo Pintado, donde irán a una oficina salitrera en busca del oro blanco, pues la Ciudadela es realidad o mito, eso lo descubrirán más al norte.
Ramón Alberto Araya Araya lleva algunas monedas de plata, un doblón de oro encontrado en un entierro… en un pequeño saquito de cuero de cabra, que en su interior pequeñas pepitas de oro de las quebradas de Litipampa.
Suben a un carro que tiene una salamandra con una pequeña fogata en su interior, cerca del carro del combustible, para hacer marchar aquel Coloso de acero, que expulsa vapor por sus narices… algunos colocan sus manos entumecidas, para abrigarla.
Los tres pasajeros eran de pocas palabras, José Santos que en una robusta libreta, su bitácora de anotaciones del viaje no se cansa de anotar, realizar bocetos.
Observa a una elegante mujer, de extraño acento, estaba admirada por la nevazón, tenía mucho frio, alguien le dice
< _ venga para acá, esta abrigadito_>, ella le dice.
< _ muito Obligado _>.
Ella tiene una elegancia nunca vista por José Santos, ella de ancestros africanos, portugueses, de La América Morena… Lucia Vera de Sao Paulo Brasil, es de una rara belleza, es una mulata, pero su piel es bronceada ojos verde limón, cabellos ensortijada de un negro carbón, de aroma a la amazonia… de una estatura de 1.70 metros de medidas venusianas en su pecho, un colgante circular con una cubierta negra, en su interior una Virgen Negra, su protectora, ella de 24 años de una belleza voluptuosa, unas caderas que en su vaivén es pura sensualidad, un poderoso imán, José fija sus ojos de Chaman de las animas en aquella hembra, embriagado por tanta belleza, queda atónito, bocaabierta.
Se sienta a su lado, le pregunta su nombre… Ella casi no comprende sus palabras, él le habla en forma más lenta, es Lucia de una playa de Iguape, donde tiene una casona de piso de piedra, las cubiertas de sus mesas son de mármol, el océano atlántico en mareas altas, la convierte en una isla a su casona. En las noches aves de las tinieblas la invaden... Cercana a la Ciudad de Fortaleza.
Lucia Vera Nacimientos dos Ríos nacida en Sao Paulo ,de gran fortuna, hechicera, una Bruxa, Sacerdotisa de macumba, hace varios meses que está viajando por muchos medios de transportes, quien cruzo en Tren Trasandinos de la República Argentina desde allí a la Ciudad de Los Andes, su destino final Estación Lo Pintado.
Comienza en La Estación de La Calera en El tren Longitudinal de trocha angosta, rumbo al Norte Chileno, hacia esa pampa ardiente.
La Maquina a vapor 379 con varios carros de pasajeros de primera, segunda, otro dormitorio el carro comedor casi al final, un carro extra para el personal de 12 funcionarios a cargo de Nicolás Zepeda Gonzales, Ovallino del barrio ferroviario.
Allí están atrapado por la nevazón de Julio, se abrigan en unas pequeñas salamandras, algunos beben mistela, para disipar el frio que le esta congelando su respiración y su humanidad...
Avisa el Jefe de Estación que por la mañana del día miércoles partirá rumbo al norte… le entrega unas mantas de castilla, unos chalones, más leña para salamandras.
En la lejanía, se escucha el ladrido de cancerberos de regreso a su hogar con Tesforo Araya Araya.
Los cuatro caballos, un jinete, un perro sus figuras se recortan a la luz de la luna llena, que se escabulle entre los negros nubarrones por caminos cubiertos con minúsculos cristales de vida rumbo a Litipampa.
Media noche en el carro de cocina le preparan un consomé para abrigar los cuerpos de los entumidos pasajeros de aquellos carros, algunos que tenían pasaje de primera clases, pasaron a dormir a sus asientos cubiertos con mantas, chalones, entre ellos Lucia Vera, algunos terratenientes que viajan pal norte, los hermanos Araya Araya se quedaron tomando mate con aguardiente de Chañaral de Caren.
Amanece, a lo lejos canta un gallo, todo es radiante comienzan a echar carbón piedra a las calderas, la nieve comienza a derretirse al calor del vapor.
Comienza en las altas montañas nevadas a nacer el Padre Sol, los pasajeros vislumbra la cadena de la cordillera de Los Andes, la luz encandila por la brillantez de la nieve Limarina.
El Jefe de Estación grita
<_¡Pasajeros al Tren en marcha, primera parada en La Estación de Huatulame! __> .
Comienza a moverse aquel coloso, desplazando la nieve hacia los costados, la travesía será larga, el paisaje es lumínico por la
Vera Lucia sentada en los carros de primera con asiento forrado en cuero café… frente de José Santos, él embelesado, mira aquel monumento de mujer.
La vegetación nativa, brilla por las lluvias torrenciales, que acaban de terminar, charcos, pozas del aguacero, se refleja nubes blancas, que se confunden con las nubes de vapor de aquel Tren, se ve una virgen en los roqueríos es una gigantesca piedra que a lo lejos parece la imagen de La Virgen María, algunos se persignan ante aquella imagen en la Piedras.
Pasan por Estación Mostaza, un guarda vía, hace el cambio, la maquina continua su camino a 200 metros un monumental Puente.
Los candelabros erguidos de los copaos contemplan aquel coloso de fierro que va pasando por el Puente Mostaza de forma curva, se asemeja a la sonrisa de la luna, los carros la maquina casi no le afecta ese puente curvo de piedra, pasajeros por las ventana ven aquel espectáculo de la Pachamama.
Unos sonidos a las distancia de los trashumante, alerta a los pasajeros y al personal del Tren.
De pronto el conductor Nicolás, alto de unos finos bigotes ve a lo lejos un arreo que viene bajando de las veranada de la cordillera, caprino, ovejas mulares, caballos, unos pastores de cuatro pata acompañados por trashumante, van cruzando por la ruta del Tren.
Nicolás Zepeda frena bruscamente esa caravana de carros.. . Lucia Vera cae en los brazos de José Santos, su cuerpo es un llamado al pecado, pasión, lujuria.
Allí en su brazos esta toda su humanidad Lucia Vera mira con sus ojos verde limón a José Santos.
José palpa su cuerpo, siente su corazón latir en sus mano, la otra está en su cintura, la aferra, roba un beso ella se enfada lo insulta por su atrevimiento.
Algunos caen por el pasillo, se escucha el arreo de los Trashumante, hombre rudos, con sus ganado caprinos, ovejas, sus caravana de caballos, mulares.
Las ovejas balan, los perros ladran, el Tren toca sus campanas de bronces, van pasando lentamente los jinetes con sus voces cantarinas, sus únicas posesiones más sagrada su ganado.
Las ruedas de acero nuevamente comienzan a girar sobre esas líneas de acero van recorriendo Los Valles Limarino,
Isla de Cogoti, Puente La Patona, imponentes puentes de piedra, pasan por la Estación de San Marcos, mas allá a la distancia un túnel con una fecha 1910 en el cual el día se vuelve noche, allí José le roba otro beso a Lucia Estación San Lorenzo del Pueblo de Chañaral alto.
El Tren va dejando nubes blancas por aquellos valles de la Perla Limarina.
Unos niños ven pasar el tren por Estación Nomuco, sueñan viajar en aquel coloso de acero, rumbo a la fortuna.
El rio de plata besa la tierra gredosa del norte chico, las techumbres se han lavado sus rostros, le sonríe al Padre Sol.
Estación de Huatulame a la vista, el cortador de boleto con su elegancia, avisa que están llegando. La salida será a las 18 hrs, rumbo a Montepatria, para llegar a medianoche a la Ciudad de Ovalle.
Doña Maruja la dueña de la casona del Tomate en Huatulame, revisa las bodegas de víveres, pasaran a su Pensión a Almorzar los pasajeros del Tren, había dejado unas carnes en remojo, sus hijas había preparado el pino, para la especialidad de la casa las empanadas calduas, que se chupa hasta los dedos, ají color que chorrea por los codos, leña, carbón, vino todo reluciente, la leña la tenían bajo techo por las lluvias.
Avisan que en Huatulame se detendrán por un tiempo de cuatro horas, pueden pasar almorzar, a La Casona del Tomate, al lado de La Estación a la orilla del Rio Huatulame. El Tren es cargado con carbón de piedra, que le inyecta la fuerza transformada en vapor para mover esos colosos de acero por esas líneas paralelas que el sol nortino, la trasmutan en líneas de luz, donde se ponen en movimientos ese acero.caballo de
Capitulo
II
Los Pasajeros bajan, Lucia Vera se había cambiado su traje, encandila con un traje rojo con un escote de frente con reverso, cara y sello.
Su piel carioca atrae miradas lujuriosas, su sombrero rojo, quitasol son un fuerte impacto visual, rebosante de belleza con sensualidad carioca.
Que José queda babeando por la mulata, Lucia Vera, ella es una Diosa del país de la samba, un país muito grande del Mundo, ella sabe de su belleza exótica, es una Bruxa de Aguape.
La Casona del Tomate, el aroma embruja a los pasajeros de la maquina 379, una cantora con su traje de China da la bienvenida. Un piso de tierra, rociado con el agua de la lluvia, Rosa María alegra a los parroquianos con su belleza con guitarra en mano.
José Santos Araya, ya había besado esos labios carioca, invita a Lucia Vera Nacimientos dos Ríos a su mesa, sus hermanos se acercan donde está la cantora Rosa María, con su traje de china de vivos colores se ven unas hermosas aña ñucas, flores nativas de la Perla limarina, en ese género, un gran escote que dejan a la vistas sus atributo de hembra donde también tiene tatuada una flor, en uno de sus atributo, una cima de piel sedosa, allí esta su rosa de Rosa María.
La silueta de la guitarra, ella lo acerca a su cuerpo de mujer y sus atributos rozan el contorno de aquel instrumento musical, se ensamblan a la perfección, son dos hermosas geografías de mujer sensual.
Los hijos/as de la dueña de La Casona del Tomate, comienza anotar los pedido, pasan churrascas pequeñas con pebre, cebollas, tomates, ajíes, cilantro, perejil, limón son de las hijuelas de Huatulame y el Tomé, un buen tinto traído desde Tulahuén.
Los vasos chocan por los aires, limpiando las gargantas de la sed de los parroquianos, se secan las Dama Juana de 15 litros.
Aparece humeando una cazuela de pava, con chuchoca, papas, zapallos, morrón, zanahoria, una rama de apio para que no caiga mal a las tripas de los parroquianos.
Ensalada a la Chilena con tomates del Palqui, cebolla de Huatulame, con aceite de oliva del valle de Huasco, secan los vasos con ese tinto que se parecen a ese vino que Jesús, llevo a las Boda de Canaán, los hijos preguntan si desean empanadas calduas, la especialidad de la casona o pastel de choclos.
Lucia Vera quieres empanadas José Santos, pide empanadas y más vino, mira a esa hembra que está a su lado un bocado, jugoso como el vino.
Se puso amoroso con Lucia Vera esos ojitos verde limón lo hipnotizaron esos labios de frutilla lo enloquecen.
La Paixao la hacer sudar, esa piel late quiere estar desnuda, como en su playa de Iguape, con su mar color Turquesa.
Ella en noche de luna llena se bañaba como Dios la trajo al mundo, dejando unas velas en la playa, ella es Bruxa de Iguape.
Ramón se saca su manta de castilla de color negro, dejando a la vista su revólver colt, un rayo solar ilumina el corvo de acero inmaculado de Herminio, una cicatriz en su rostro... Lucia Vera observa que está bien armado.
Deja a la vista su pierna que cubren con medias de encajes rojas que van sujeta a un portaligas de color negro azabache con vivos rojos, una pequeña señorita violenta de acero reluciente… José Santos mira esa pierna, Lucia Vera la tapa rápidamente, él le dice tienes una pierna violenta, que mata de pasión.
El aire trae aroma a empanadas, es un elixir para los sentidos, Lucia mira con alegría, ansia esas empanadas de una cuarta, que vienen volando por aquella Casona, la miran José Santos, la toma entre sus manos, Lucia quiere utilizar el servicio, José Santos le dice Señorita ese repujado son las asa de la empanadas de allí se toman, la empanada es tu cuerpo, bella Señorita… el jugo tiene que corren por tu piel, como la pasión corre por tus venas, ella le dice que nunca se ha servido una empanada.
La empanadas calduas, en los labios de Lucia Vera, sonríe deja ver esos marfiles de la sábana africana esa sonrisa derrite los hielos, ella en portugués exclama que maravilla, tiene cebola, ají de color, orégano, comino, perejil, ajo etc. El jugo corre por el cuerpo de aquella mujer, sus dos atributo coronados por unos pezones de ébano, se tiñen del pino de esa calduas empanadas de Huatulame, por sus codos corren ríos de ají de color de la tierra de las Brujas de la raja de Manquehua de Salamanca.
José le toma ese brazo, comienza a chupar ese torrente de pino que baja por sus brazo, desde allí salta a sus pechos, coronados por ébano que sudan por la pasión, ella se moja de pasión, quiere ser poseída, quiere eliminar su ropaje, solo quiere estar desnuda, José besa esos labios de granada fresca.
Ambos se retirar afuera hay humedad, hay poza en el patio del aguacero que acampo de madrugada, ellos están ardiendo de deseo, van por un pasillo de la Casona, casi estan desnudos, una pieza con la puerta abierta, un catre de fierro fundido, una cama desecha, será su cielo terrenal, se lanzan a ese campo de pasión ella se despojas de lo poco y nada que va quedando, solo esta su piel, dos medallas en su pecho, aroma que huele a lujuria con pasión, su vertiente pasionaria, refugio de los amantes sedientos de amor, donde se entrelazan los sentimientos, mutuos.
Allí esta Lucia Vera una Diosa, una mulata con sus cabellos largo rizados que caen en cascada sobre sus espalda, un bosque de la Amazonia cubre su tesoro con torrente de ríos sagrados, sacerdotisa de su clan, está allí un bocado de pasión, José se aferra a Lucia besándola por completo, quedan con sus labios resecos, baja a ese rio de la amazonia a calmar su sed y pasión bebe, se vuelven a humedecer sus labios con torrentes sagrados.
Los dos solo son un corazón latiendo es un encuentro esperado por centurias, José vibra en el interior de Lucia su valle sagrado, es un Universo de pasión, ella sangra grita de júbilo, sus vellos púbicos, se tiñen de sangre, hacen el amor hasta quedar agotado sobre esta cama con aroma a tomate, empanadas calduas de Huatulame, llave que abren las puertas de los paraíso carnales terrenales y celestiales.
En aguas cristalina de lluvia… Piel con piel se bañan, luego sus cuerpos se secan con los rayos del Sol Limarino de invierno, el paisaje es su cuerpo de mujer, en la arena queda su figura de mujer apasionada.
Rápidamente se viste, un pito le pone en alerta, que La Maquina a Vapor 379 está próximo a continuar su marcha.
Herminio, Ramón, notan la ausencia de su hermano José Santos, quien rápidamente sube rápidamente con Lucia Vera.
Se escucha un silbato el tren continuo su ruta, el sonido de aquella Maquina quiebra el silencio del paisaje humedecido ven un Poblado llamado El Palqui, con su Estación, el cortador de boleto le avisa que están por llegar a Montepatria, antiguo Pueblo de varias centurias de fundación.
Allí se detienen para que se bajen algunos parroquianos que vienen de La Calera, Illapel, de la Capital, de algunas pequeñas Estaciones.
Capitulo
III
Mientras tanto Helena Denis Tamango Huanchicay, de raíces; animas, molles, diaguitas quien vive en el Valle del Encanto (en las piedras tacitas ella lo llena de agua por sus vórtices energético entra en trance).
Los Entes Arkeís de La Ciudadela Madre, la dominan mentalmente, es un títere en las manos de ellos, tiene que viajar en La Maquina a Vapor 379 rumbo al norte.
Un Ente amorfo de La Arkeís de nombre Cyaneus, tienen planes para Helena Denis Tamango Huanchicay, ella es un replicante.
De madrugada se embarca en un carreta desde El Valle del Encanto a La Ciudad de Ovalle, por caminos polvorientos pasan por Potrerillos Alto , cruzan sobre el rio Limari en el sector de Los Peñones por el Puente Fiscal, de allí por el camino del Romeral, se ve El Castillo de los Rojas, con grandes extensiones de tierra donde siembra trigos, cebadas, tabaco, plantaciones de alfalfa donde pastorean ganado de cabeza blanca, el Sr Hacendado en su caballo recorre sus territorios, ella continua deja su maleta , saca un ticket rumbo pal, norte el Tren sale a media noche.
De La Estación se va a la Alameda a comprar algunos engaños para el viaje, de la Alameda baja por calle Independencia hacia el Mercado, que en 1945 fue su inauguración , un edificio nuevecitos de paquete, allí se va servir un almuerzo, luego se va a dar unas vueltas a la Plaza de armas tiene toda la tarde para pasear por La Ciudad, su Hermano se despide regresa al Valle del Encanto, ella camina, camina por la ciudad pronto llega la hora de la oración los cerros se tiñen de tonalidad violeta, comienza aparecer sobre su cabeza miles, millones de estrellas, espera que llegue el Tren a La Estación.
Avisan que en la media noche estarán en la Ciudad de Ovalle capital de la provincia del Limarí, granero del norte chico.
Ramón Alberto, va sentado por el lado izquierdo, va mirando el paisaje a la luz de la luna llena, Paloma, Carachilla, van pasando ante su mirada de halcón, a su lado Herminio, afila su corvo, con una pequeña piedra, de un morral de cuero saca una botella de aguardiente de Chañaral de Carén, que compro en La Estación de Montepatria.
Ve unas cúpulas es el hogar del niñito Dios de Sotaqui, hacen una nueva parada de media hora, para continuar rumbo a Ovalle City. El cocinero de la Maquina en Sotaqui compran porotos verdes, paltas, de los paltales del niñito Dios.
El jefe de Estación toca un silbato, el tren continuo su marcha, se ven parronales podados para la próxima cosecha a la luz de la luna.
Ramón ve de pronto un gran puente de acero, con miles, millones de pernos remachados, sobre un rio que viene de los valles de Rio Hurtado, es una obra de la ingeniería humana.
Es una Torre Eiffel, dormida en el lecho del rio.
Llegan a una pequeña Estación de Puntilla donde el guarda vías hace el cambio para La Serena o para Ovalle Ovalleeeee.
Ovalle gran ciudad de La perla del Limarí, la baña un rio con el nombre Limarí, que significa siete ríos. Metrópoli de los antiguos habitantes Ánimas, Molles, Diaguitas, esta tierra es su tierra.
El Tren, baila sobre esas líneas de platas, se dirige rumbo a la Perla del Limari, pronto otro Coloso, de concreto Puente Fiscal, construido por los años 1930 – 1931 en el centenario de La Ciudad, Coloso que algunas pequeñas góndolas o camiones mixtos van rumbo a la Capital Santiago de Chile.
Por la parte posterior de la Calle Romeral se escabulla cual serpiente, en el Cruce del Puente Los Cristis, un majestuoso Castillo de la familia Rojas.
El tren con sus carros, va pasando por la Maestranza, de pronto sus ojos ven un gigante de concreto que en su interior duerme ese vital elemento que es el agua cristalina del Río Limarí, que baja jugueteando desde la cordillera de los andes por los ríos interiores.
Por la parte posterior de la Calle Romeral se escabulla cual serpiente, en el Cruce del Puente Los Cristis, un majestuoso Castillo.
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