SATORI
Los maestros del Zen utilizan la palabra satori para describir un relámpago de comprensión, un momento de no-mente y de presencia total.
Aunque el satori no es una transformación duradera, siéntete agradecido cuando llegue, porque te da a probar la iluminación.
De hecho puedes haberlo experimentado muchas veces sin saber qué es y sin darte cuenta de su importancia.
Se necesita presencia para ser consciente de la belleza, la majestad, la sacralidad de la naturaleza.
¿Alguna vez has contemplado la infinitud del espacio en una noche clara, sobrecogido por su absoluta quietud y su vastedad inconcebible?
¿Alguna vez has escuchado, escuchado verdaderamente, el sonido de una quebrada en el bosque?
¿O el canto de un mirlo en un tranquilo atardecer de verano?
Para ser consciente de tales cosas, la mente debe estar quieta. Tienes que dejar por un momento tu equipaje personal de problemas, de pasado y de futuro, así como todo tu conocimiento; de lo contrario, verás sin ver, oirás sin oír.
Se requiere tu total presencia.
Más allá de la belleza de las formas externas, hay algo más ahí: algo innombrable, algo inefable, una esencia profunda, interior, santa. Siempre y dondequiera que haya belleza, esta esencia interior resplandece de alguna manera.
Sólo se te revela cuando estás presente.
¿Podría ser que esa esencia innombrable y tu presencia fueran una y la misma cosa? ¿Podrías estar allá sin tu presencia?
Profundiza en ello. Descúbrelo por tu cuenta.
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