EL HUNDIMIENTO de LA ESMERALDA
En el Campamento de Los Mantos, en esos años mozo existía un camión mixto llamado la Esmeralda, cuyo dueño Don Juan Gallardo, en tiempos pasados era el que transportaba , a los habitantes de aquella ciudad de casa de oro, con letras de plata en cuyo cerros habían riquezas de la Madretierra, y habían cantos de aves y vegetación con olor a salvia , ortiga, boldo, litre ,ñipas. , que nos aromatizaban el Campamento.
Aquel camión de color celeste con blanco, regresaba al Campamento por la Avenida de moras y de un santiamén, se lo trago la tierra por un asentamiento, de material ya que por faenas mineras el terreno de aquel Campamento encantado cedió bajo sus zapatos redondo de caucho, y mordieron la tierra de oro y mercurio, se confundía el celeste de aquel camión mixto con el celeste del cielo mantino, algunas coquetas nubes blancas le cerraban un ojo a Juan Gallardo conductor de esa Gloriosa Esmeralda, que se sumergía y igual que la Esmeralda que en la rada de Iquique, se hundía en ese océano , en aquella guerra del pacífico con su Capitán Arturo Prat Chacón
Aquel camión de color celeste con blanco, regresaba al Campamento por la Avenida de moras y de un santiamén, se lo trago la tierra por un asentamiento, de material ya que por faenas mineras el terreno de aquel Campamento encantado cedió bajo sus zapatos redondo de caucho, y mordieron la tierra de oro y mercurio, se confundía el celeste de aquel camión mixto con el celeste del cielo mantino, algunas coquetas nubes blancas le cerraban un ojo a Juan Gallardo conductor de esa Gloriosa Esmeralda, que se sumergía y igual que la Esmeralda que en la rada de Iquique, se hundía en ese océano , en aquella guerra del pacífico con su Capitán Arturo Prat Chacón
Allí casi sepultada aquellas reliquia de la locomoción Mantina, miraba al Sol de oro desde aquel socavón y más allá hacia el otro huinche que quedaba camino hacia la cantera, se produjo un gran hundimiento de tierra y allí quedó un gran hoyo de aquel campamento de oro, se transformó en laguna de color Esmeralda, por los sulfuros de metales de aquellas tierras encantadas, y allí todos soñábamos ser marinero y navegar en esas humildes bateas de madera, con su corcho guardado de alguna tomatera.
La Esmeralda salió a flote desde esas tierra blanquecinas de aquella avenidas de moras, que conducían al Campamento.
Hay tantas bellas historias entre esos cerros de riquezas que aún algunos atesoran en su memoria
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