sábado, 19 de noviembre de 2016

Desde Quirihue a Coelemu
En un terminal de Quirihue, después de haber bajado desde lo alto de Trehualemu, El Carmen, Chillán, quedamos esperando un bus que tendría que pasar hacia , Coelemu, allí varios personajes en el andén, un herido con un hacha en su cabeza, una mujer que venía a beber y a embriagarse a este pequeño Pueblo de la 8 Región, y dos bellas mujeres, y un afuerino del norte chico de la región de Coquimbo.
Todos esperando el bus que tendría que pasar.
Pasaba raudamente el tiempo y el frío congelabas los huesos.
Llega en un auto negro , como negra era la noche un conductor de nombre Bartorlo, nos ofrece trasladarnos de aquel lugar.
Era el único medio para salir de Quirihue.
Éramos 5 y el auto tenía cupo para 4 .
El muchacho que lo atacaron con un hacha estaba pálido, la Sra Encarnación su rostro se percibe embriagadora con los caldo de uva sureña, estaba en los brazos de Baco el Señor del vino, las bellas damas en ella todo era paradisíaco, mi amiga un ángel nacido en Chillán en el mes de Septiembre,
La otra dama una bella de los bosques que crecen y crecen en esos parajes
En el andén se pasea con su manto mapuche, la Sra con varias décadas de vida, el joven con su vendaje en su cabeza , con un palidez, que su rostro resaltaba en la oscuridad de aquella noche.
Mire la majestuosa y Nevada cordillera de los Andes, en aquella pequeña cajita, toma un fósforo y raspas con sus dedos femeninos y sus uñas de un rojo fuerte y se iluminan al raspar la cabeza del fósforo, con el raspador de la cajita Andes, encendiendo el cigarro que está en sus labios sensuales de un rojo pasión .
El humo del cigarrillo inunda el pequeño andén.
Bartolo nos indica cuanto nos saldría el viaje.
El sonido del tiempo, nos indica que ya es un nuevo día, se nos fue el domingo.
Y Bartolo sería nuestros conductor en aquella noche sin Luna, que la oscuridad sería nuestra invitada.
Nos acomodamos en aquel pequeño vehículo.
La niña del Zul va adelante y nosotros cuatro en los asientos posteriores.
El vehículo rápidamente sale del pueblo, y la carreteras se confunden con la negrura de aquella noche, una leve neblina, va empañando el parabrisas, lo le digo a Bartalo que de donde yo era originario al Demonio le decíamos Bartalo, el sonríe y se le ve los dientes de oro , en la carretera éramos los seis en aquel auto negro en medio de un camino solitario, solo nosotros eramos los únicos existentes en aquella ruta solitaria entre Quirihue y Coelemu..van bajando de a uno los pasajeros, nos invade un frío, continúa la llovizna, a Bartalo le relato como es mi tierra, nuestro modo de hablar, por esos lados sólo conocía a mi amiga de cabellera larga , manos suaves de gran inteligencia, observadora, de hablar suave , y lleno de sabiduría .
Sólo quedamos nosotros tres, Trehuaco, poblado con sus calles nos ilumina e ilumina el auto, allí miro la belleza de aquella mujer del zul, de esa tierra de los Parras, de Neftali Reyes, tantos poetas que El Creador le dio por cuna aquella región

Queda poco para llegar a Coelemu, la claridad se escabulle, entre los árboles y los cerros.
Pasamos el puente llegamos a la casa de mi amiga...Cerca del terminal cancelados la carrera,y nos abrigamos con aguardiente de Guirilihue, luego nos espera unas camas de sábanas celeste con encajes blanco, en el velador un pequeño ángel, nos observa y se da la vuelta hacia la pared

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